Doce argumentos
para decir NO al “matrimonio”
homosexual
Desde el respeto a la
persona homosexual, recordamos 12 razones por las que no es justo equiparar las
relaciones gay al matrimonio.
-Los
homosexuales, actualmente, ya se pueden casar en cualquier país
-Los
homosexuales pueden casarse igual que cualquier otro, con los mismos derechos y
obligaciones que los heterosexuales. Es decir, sólo con otra persona y sólo del
sexo opuesto y que tenga cierta edad y dé su consentimiento. Que un homosexual
se queje de discriminación porque no le dejan casarse con alguien del mismo sexo
es como si un polígamo se queja de discriminación porque no le dejan casarse con
varias mujeres, o un pederasta con un niño, o un secuestrador con su secuestrada
(en muchos países aún se practica el secuestro de mujeres para casarse). No hay
discriminación con ninguno: la ley es igual para todos y la sociedad tiene un
modelo de matrimonio que ha demostrado su eficacia durante siglos.
-Casar
homosexuales es un experimento social inédito
-Casar
personas del mismo sexo es un experimento social que nunca antes se ha
intentado. Ninguna civilización ha practicado jamás el matrimonio homosexual.
Incluso sociedades que permitían la homosexualidad y hasta la fomentaban en
ciertas edades y clases sociales, como los griegos antiguos, entendían claramente el matrimonio como
la unión estable entre un hombre y una mujer abiertos a tener hijos. Una cosa
eran las prácticas sexuales de los ciudadanos y otra muy distinta la familia y
la generación/educación de hijos. La homosexualidad ha adoptado muchas formas en
distintas sociedades, pero nunca se le ha relacionado con el matrimonio.
Experimentar con la sociedad es irresponsable y peligroso. Como dice la
prudencia popular, los experimentos, mejor en casa y con gaseosa.
-
Sólo un hombre con una mujer generan niños y los crían de forma
idónea
-El
matrimonio es un status especial que la sociedad reconoce a la unión
comprometida entre un hombre y una mujer por una razón: porque su relación
corporal es la única capaz de generar nuevos miembros de la especie humana y
porque su relación interpersonal es la idónea para criarlos, protegerlos y
educarlos. Este servicio es tan importante y benéfico para la sociedad que
merece protección legal. Por el contrario, ningún acto corporal entre
homosexuales puede generar nuevos seres humanos, y tampoco dos personas del
mismo sexo son idóneos para la cría y educación de los niños, que carecerían de
referente paterno/masculino (si son dos lesbianas) o materno/femenino (si son
dos homosexuales). Son los homosexuales los que deben cargar con el peso de la
prueba y demostrar que pueden cumplir las mismas funciones que el matrimonio.
-Para
evitar abusos contra/entre homosexuales o desamparo legal no hace falta aprobar
el matrimonio homosexual
Casi todos
los beneficios de un matrimonio a nivel de herencias, transmisión de bienes,
propiedades compartidas, etc... pueden regularlo dos (o más) personas con
acuerdos legales ante notario, independientemente de que tengan relaciones
sexuales. De hecho, las pocas parejas homosexuales realmente interesadas en
estos temas ya han establecido acuerdos así ante notario. Es de destacar que en
el contrato matrimonial hay limitaciones, por ejemplo, los cónyuges se comprometen a ser fieles
el uno al otro y a la ayuda mutua; en cambio, dos (o más) homosexuales o un
grupo de amigos que viven juntos pueden, ante notario, regular muchas de las
ventajas del matrimonio sin comprometerse ni a fidelidad ni a ayuda
mutua.
-Legalizar
el matrimonio homosexual establece un agravio comparativo con las personas que
viven juntas sin relaciones sexuales
-Dos
ancianas que viven juntas, tres hermanos en una casa, cuatro amigos que
comparten piso desde hace seis años... Tienen una relación con afectividad,
compromiso y convivencia, igual que puedan tener dos homosexuales. Sin embargo,
se ven privadas de las ventajas legales del matrimonio gay porque no practican
sexo entre ellos. El matrimonio gay en realidad premia a los practicantes de
cierto tipo de sexo, privilegiándoles sobre otras convivencias afectivas y
estables. Es evidente la diferencia con el matrimonio verdadero, que premia la
complementariedad hombre-mujer estable y abierta a la generación y crianza de
los hijos.
-Legalizar el
matrimonio homosexual establece un agravio comparativo con los polígamos... y
con cualquier otra combinación numérica
-Al
contrario que el matrimonio homosexual, que nunca ha sido aceptado por ninguna
civilización, la poligamia tiene una larga tradición en numerosos países y
sociedades, incluso en nuestros días. Si casamos a dos hombres, ¿con qué
argumentos impediremos a nuestros ciudadanos islámicos o de origen subsahariano
que no se casen con dos o más mujeres? ¿Puede un emigrante pedir por
reagrupación familiar que vengan sus tres esposas? Al menos, las uniones
polígamas tradicionales tienen hijos y suelen ser estables, lo cual es un bien
social. ¿Con qué argumento los defensores del matrimonio gay lo impedirían?
Después de todo, “si se quieren...”
Pero lo
cierto es que en los ambientes homosexuales lo que ya se pide es la aprobación
de la poligamia bisexual. Un famoso escritor lo ejemplificaba en un número de la
revista homosexualista Zero: un
amigo suyo está casado con una mujer, madre de sus hijos, y la quiere; pero es
homosexual, y tiene una relación con un hombre. ¿Por qué esconderlo? ¿Por qué no
casarse todos entre ellos? Así, los
niños tendrían dos papás, que siempre es mejor que uno. Cuando el matrimonio
deja de ser lo que naturalmente se ve (un hombre y una mujer unidos en un acto
de amor que puede generar nuevas vidas–el coito natural está diseñado para uno
con una, nadie más- ), entonces puede re-definirse para ser cualquier cosa. Una
palabra que sirve para todo ya no sirve para nada.
-Legalizar
el matrimonio gay debilita la fortaleza del matrimonio natural, igual que la
moneda falsa debilita la moneda verdadera
-Muchas
personas piensan que no les afecta en nada que los homosexuales se casen. Es lo
mismo que pensar: “no
me afecta en nada que haya gente que haga circular falsos billetes de 100 euros,
yo soy honrado y no los usaría, de hecho casi nunca veo billetes de 100
euros”. Sin
embargo, es evidente que la circulación de moneda falsa nos afecta a todos,
porque se pierde confianza en esa moneda, la gente la usa con reticencias,
prefiere usar otras monedas (dólares, por ejemplo) o no comerciar o no aceptar
ciertos billetes y al final la economía de todos se resiente porque todo es más
costoso. Lo mismo pasa cuando se hace circular un matrimonio falso como si fuese
matrimonio real.
En los
países nórdicos, donde el matrimonio entre homosexuales hace años que existe, la
mitad de los niños nacen fuera del matrimonio. Al aprobar el matrimonio
homosexual se da el mensaje a la sociedad de que en realidad casarse no
significa nada (mensaje reforzado en cualquier país donde exista el divorcio).
Como consecuencia la gente no se casa y su compromiso (de pareja y a menudo
social) es débil. Igual que la moneda falsa crea desconfianza en el sistema
económico, el matrimonio falso crea desconfianza en el compromiso inter-personal
y social. Una sociedad basada en la desconfianza, la desvinculación y la falta
de compromiso nunca funcionará tan bien como una basada en familias fuertes,
comprometidas de por vida por el bienestar de los cónyuges, hijos y parientes.
-En
realidad, pocos homosexuales se casan; el objetivo del movimiento gay es
destruir el matrimonio heterosexual
-Lo han
reconocido muchas veces los líderes homosexuales en España y en el resto del
mundo. En realidad muy pocos de ellos quieren “casarse”. Pero el movimiento del
homosexualismo político se vuelca en la exigencia del matrimonio para cambiar la
sociedad y eliminar una institución (el matrimonio monógamo y de por vida) en la
que no creen.
“Luchar por
el matrimonio del mismo sexo y sus beneficios y entonces, una vez garantizado,
redefinir la institución del matrimonio completamente, pedir el derecho de
casarse no como una forma de adherirse a los códigos morales de la sociedad sino
de desbancar un mito y alterar radicalmente una institución arcaica. [...] La
acción más subversiva que pueden emprender los gays y lesbianas [...] es
transformar por completo la noción de familia” [Michael Signorile, activista homosexual
y escritor, citado en Crisis Magazine, 8 de enero de 2004]
El
activismo homosexual no quiere formar “familias como las demás”. Más bien,
quiere llegar a que todas las familias sean como las suyas, para lo cual la
clave es desmontar concepto arcaicos y caducos como fidelidad, monogamia,
compromiso, fecundidad, paternidad/maternidad, etc...
-Legalizar
el matrimonio homosexual significa legalizar la entrega de niños a
homosexuales
-Hay gente
que dice “yo veo bien que los gays se casen pero no que adopten niños”. Es un
error pensar que se va a legalizar el matrimonio sin la adopión: si se legaliza
el matrimonio incluirá siempre la adopción. Quien apoye una cosa estará
apoyando, quiera o no, la otra. Aunque algunas lesbianas tienen hijos de
anteriores relaciones o los han buscado (mediante inseminación artificial o con
la cooperación de un hombre) la adopción se plantea para que los homosexuales
que, obviamente, no tienen niños, accedan a la educación de niños que,
obviamente, eran de parejas heterosexuales.
La adopción
de homosexuales tiene diversas desventajas para la sociedad que la permita,
empezando por que la escasez de niños hace que se traigan de China, Rusia y
otros países... que no
van a dar niños a países donde los homosexuales
adopten. Así, el
deseo de una minoría ínfima va a dificultar a miles de matrimonios que quieren
adoptar. Pero el punto clave es que un niño tiene derecho a un padre y una
madre, derecho conculcado si se le entrega a dos hombres o a dos mujeres.
-Legalizar
el matrimonio homosexual significa poner toda la maquinaria educativa y
mediática del Estado al servicio del homosexualismo
político
-Si el
matrimonio gay es legal, se enseñará en las escuelas. Los libros de texto de los
niños explicarán la doctrina que las asociaciones homosexualistas hayan
indicado: que la homosexualidad es normal, que es bueno tener dos papás y dos
mamás, que los niños deben experimentar con su sexualidad para descubrir qué
sexo les atrae más y que las personas que se oponen a la homosexualidad (como
los papás de los niños cristianos) son intolerantes. Por supuesto, cada serie de
televisión tendrá su pareja de homosexuales o lesbianas con niños, conviviendo
felices para ejemplo y edificación de
tantos matrimonios con problemas. De hecho, hay en España centros
de scouts y de ocio infantil que activamente difunden ya esta
ideología.
-Legalizar
el matrimonio homosexual implicará a medio plazo multas y penas de cárcel para
quien critique la actividad homosexual
-En Suecia,
donde hay uniones gay desde 1995 con adopción de niños desde 2002,
se decretó pena
de cárcel para un pastor pentecostal que básicamente
se limitaba a predicar las palabras de San Pablo sobre la homosexualidad. Otro
país donde criticar la homosexualidad ha significado multas y juicios es
Canadá. El grado de respetabilidad
de la relación gay (no ya de la persona, que obviamente es merecedora de respeto
simplemente por ser persona) será extremo y su crítica punible. La libertad de
expresión se verá recortada y probablemente también la libertad
religiosa.
-Legalizando
el matrimonio homosexual, España ensanchará su abismo con otras civilizaciones y
la propia cultura occidental
La mayoría
de los musulmanes del mundo conocen poco de Occidente y de su democracia. Lo que
conocen es básicamente lo peor: que producimos pornografía, que la exportamos en
grandes cantidades, que –a sus ojos- nuestras mujeres visten impúdicamente, y
que estas mismas mujeres, cuando se les da un cargo en una prisión (ver Abu
Ghraib en Irak), vejan, humillan, desnudan y filman pornografía con los
prisioneros y la hacen circular. Algo parecido piensan en la China comunista, incluso en
las masas populares de la democrática y anglohablante India. Tiranos y
fundamentalistas islámicos o comunistas señalan con razón estos y otros
elementos para justificar en sus países que “lo que los occidentales llaman
democracia es vicio y degeneración”.
Casar
homosexuales y destruir la familia no va a ayudar nada al diálogo
Oriente-Occidente ni a mostrar las bondades de la democracia.
Llamar
“derechos humanos” al matrimonio homosexual va a servir para erosionar los
verdaderos derechos humanos,
para que el mundo no Occidental vea que Occidente impone una moral (o una
inmoralidad, desde su punto de vista) no basada en la naturaleza común del ser
humano sino en el individualismo, el materialismo y el hedonismo. Millones de
musulmanes y de chinos (y la autoridad moradle Occidente) van a ser perjudicados
por esta piedra en el camino de extender una auténtica democracia y unos
derechos humanos auténticos.
Hay
pues muchas razones perfectamente prácticas para que una sociedad responsable
diga "no" al matrimonio entre homosexuales desde el respeto a estas
personas.
Fuente: Forum
Libertas